lunes, 27 de septiembre de 2010

Mi amiga Blanca...

Hoy quiero escribir sobre mi amiga Blanca y todo lo que me hace reflexionar...
Conocí a Blanquita cuando entré a secundaria, estabamos en el mismo grupo, y la primera impresión que me dió, fué de ser una niña consentida y presumida; ella era la más linda del salón, su cabello largo y negrísimo, pestañas largas y muy muy tupidas, con su perfil de niña, que hasta el día de hoy la hace verse hermosa. Cada día su mamá la llevaba hasta la puerta de la escuela, cosa rara en esa secundaria, dado que estabamos en un pueblo no muy grande y por regla general a la secundaria llegabamos solas y caminando, Blanca no, a ella la llevaba su mamá en coche y hasta la puerta de la escuela.
A pesar de la primera impresión que me dió, a las pocas semanas ya eramos amigas y desde entonces se comenzo a construir una hermosa amistad que el día de hoy ya cuenta más de dos decadas.
Me enteré con el tiempo de que mi amiga era diabética desde los siete años, diabetes mellitus, y que para cuando entró a secuandaria apenas se estaba empezando a controlar, más de la mitad de sus años de escuela primaria los vivió internada en hospitales, dependía de medicamentos e insulina; en esos años me enteré de lo importante que era un organo que se llamaba páncreas, y que de hecho, había adolecentes que viviían con enfermedades tan difíciles como la que aquejaba a mi amiga.
Tengo muchas historias y anecdotas de mi amiga, pero sería escribir demaciado, pero puedo decirles que aunque se veía presumida, Blanca resultó ser un ser humano hermoso; siempre amable, siempre de buen ánimo, y siempre dispuesta a escuchar broncas, en ese entonces de adolecente, hoy en día broncas propias de la vida adulta.
Ingresamos juntas a la misma preparatoria, y recuerdo que en primer semestre organizamos una piyamada en casa de otra amiga para celebrar que nuestra amiga Blanca, ya era capaz de inyectarse sola su insulina; hasta ese día era su mamá (una señora llena de amor por su hija), quien se hacía cargo de ese "detalle", pero fué entrando a preparatoria que mi amiga decidió que era hora de hacerlo ella misma; recuerdo que llegó a nuestra fiesta con su jeringuita delgadita y unos frasquitos; debo ser sincera y confesar que no estuve presente cuando se la puso, porque nunca me a gustado ver cuando una jeringa se introduce, me producen "ñañaras".
Vivimos juntas esos años maravillosos de preparatorianas, esa epoca cuando uno sufre por esos amores maravillosos de juventud, epoca de hacer planes a futuro, cuando uno cree que el mundo está en sus manos y que nada en el futuro nos puede salir mal, en esos años Blanca entraba y salía del hospital con cierta regularidad, sin embargo nunca pedió su animo, y en cuanto regresaba a clases, seguía siendo solo una jovencita que viviía su vida lo mejor que podía, nos divertimos juntas muchas veces, muchos años; pero también vivimos y compartimos muchas tristezas... Entre ellas, la muerte de su mamá...
Justo en último año, la señora falleció víctima de una leucemia que padecía desde hacía meses y que nunca, por no preocupar a mi amiga, por amor, o quizá porque sabía que ya no había nada que hacer; nunca le confesó, mi amiga supo que algo estaba mal cuando la señora comenzó a sufrir unos dolores terribles (O quizá ya los padecía y aguantaba), la internaron en un hospital de la capital del estado, y mi amiga iba y venía del pueblo, en los dias ella la cuidaba, en las noches su hermana lo hacía, la señora solo duró internada una semana; alguna vez Blanquita me confesó, que justo la noche que su mami falleció, ella estaba en su casa, en su cama, y de pronto un libro de oraciones que estaba sobre un ropero al lado de su cama, le cayó encima... Y así ella supo que su mamá se había ido a despedir.
Con la muerte de su mamá, para mi amiga cambiaron muchas cosas; ella y su hermana tuvieron que enfrentarse solas a la vida, ya que no tenían familia cercana.
Saliendo de preparatoria, yo me fuí del pueblo a la capital del estado a seguir estudiando, ella se quedó ahí.
Con el paso de los años hemos seguido en contacto, aunque no tan seguido como me hubiera gustado; ella se casó y con muchas complicaciones dió a luz una niña que ahora ya es una adolecente; su salud se a ido deteriorando, y tiene en su haber diversas cirugías por una y otra cosa.
Estuve en su boda, ella estuvo en la mía, en mi graduación, supo de mi embarazo, en fin, hemos seguido siendo amigas a pesar del tiempo y la distancia.
Hoy la ví... Hacía casi dos años que no lo hacía, solo habíamos hablado por teléfono... No la reconocí,el tiempo que tiene en hemodiálisis a cobrado factura a su físico.
Su riñón decidió ya no funcionar, y está en protocolo para acceder a un transplante... Tiene 35 años.
Ciertamente su físico ya no es el mismo, pero conserva esa mirada cariñosa, franca, limpia; y a pesar de que su cuerpo se ve cansado, cada vez que habla, dice algo amable y sigue siempre dandole buena cara a todo.
Me dió tanto gusto verla, estuvimos recordando tantas cosas, nos reímos mucho...
Toda esta historia la quise compartir con ustedes, porque me hace reflexionar mucho, sobre la vida, sobre los hijos, sobre la amistad, sobre la muerte...
Hago conciencia sobre las bendiciones que tengo, la maravillosa oportunidad de ser madre, esposa, hija, amiga, la enorme dicha de estar viva, con las infinitas posibilidades que estarlo me ofrece.
Reflexionar sobre lo que es capaz de hacer una madre por sus hijos, la mamá de mi amiga que nunca, ni en sus últimos diás dejó de  luchar por que su hija fuera lo más feliz posible, y ahora mi amiga, que no se da por vencida, y ahora menos, como dijo ella, porque tiene a una hermosa jovencita en casa, y ella es la única mamá que va a tener en su vida.
Reflexionar sobre la fortaleza del ser humano, y de las mujeres en especial, que lo dan todo por sus hijos, que soporta cantidad de cosas a veces en silencio, con tal de seguir y sacar adelante a su familia; que son capaces de entrarle sin miedo a tratamientos, cirugías, etc, con tal de seguir teniendo calidad de vida y compartirla con los demás.
Va desde aquí, un exhorto, para abrirnos un poco más en el tema de la donación de organos, tema quizá tabú en nuestro país, pero que puede brindar esperanza y el regalo de la vida a quienes en ese momento tienen la posibilidad de seguir.
Mi amiga es una guerrera, siempre lo a sido, y confío en que llegue su riñón y le permita seguir inspirando a quienes la conocemos, es una inspiración de lucha, de entrega, de coraje, de fortaleza y de amor.
Amiga, desde este blog anónimo, va mi cariño, mi admiración y mi respeto... Te quiero mucho.


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